La autoestima en los niños es fundamental para su futuro.
La autoestima de un niño es algo que de normal se le da mucha importancia desde la adolescencia, siendo clave para tener seguridad en sí mismo y una ayuda para la estabilidad emocional. Sin embargo, es algo que deberíamos tener en cuenta desde el minuto 0 en la vida de una persona, puesto que se empieza a construir ya desde pequeños.
Con algunas cosas básicas ayudaremos a potenciar la autoestima en los niños que tengamos a nuestro alrededor, dando así un primer paso hacia delante en ayudarles a construirse a sí mismos con seguridad. Al fin y al cabo, durante la infancia somos más sensibles a la forma de ser y actuar de las personas que son más mayores que nosotros y que tenemos alrededor de manera constante. Entonces, también es importante cuidarnos a nosotros mismos para ser un buen ejemplo para ellos.
Es muy importante dedicarles cierto tiempo sólo a ellos, sin distracciones ajenas a él y tú. Es una manera de reconocerles que son importantes para ti y por lo tanto que no es una presencia incómoda o molesta, o una pérdida de tiempo.
¿Cómo puedo fomentar la autoestima de mi hijo?
Es bueno fomentar su autonomía con pequeñas tareas, para que vaya aprendiendo lo que es la responsabilidad en el día a día. Cosas como ayudar a poner la mesa, elegir la ropa que se quieren poner, participar en algunas decisiones como qué cocinar, prepararse la merienda, etc. Pequeñas preocupaciones del día a día que le irán preparando para ir cogiendo más conforme vaya creciendo.
En contraposición, sobreprotegerlos puede ser un hábito peligroso, pues lo único que hacemos es crearles una dependencia, que se evita siguiendo lo dicho anteriormente.
Es importante aprender a no comparar a los niños entre ellos. Ya sea para decirle que es mejor o peor, hay que entender que cada persona es diferente y por tanto tendrá reacciones y habilidades diferentes. Hay que valorar el esfuerzo, enseñar en qué y porqué lo están haciendo mal o bien, pero siempre juzgando las acciones, no a la persona.
Aunque es importante reconocerles el esfuerzo y los logros, también hay que establecer unos límites y ser consistente con los mismos. Si no somos firmes a la hora de enseñarles que las acciones tienen consecuencias, entenderá que es correcto saltarse las normas, lo cual es un hábito que no queremos que tenga. Eso no quiere decir que haya que castigarlos de manera desorbitada, pero si ofrecer unas condiciones razonables y hacerlas valer. Por ejemplo, si no recoge los juguetes después de jugar, no podréis bajar al parque. Consecuencias lógicas para un niño y que le ayudará a entender lo que son los límites.
Todo esto deben ser hábitos en nuestro día a día de convivencia, sencillos pero eficaces que ayudarán al niño a aprender cosas tan importantes como validarse, la responsabilidad, las consecuencias y que cada persona es diferente.