El uso de las redes sociales y como afecta en el desarrollo personal está muy presente en la sociedad actual.
Ahora mismo, las redes sociales forman parte de la vida diaria de prácticamente todas las personas, sean de la edad que sean. El uso del internet está totalmente interiorizado en cualquier aspecto de la vida, desde encargar comida a domicilio a reservar hora en el médico o matricularse en la universidad. Y eso durante de la infancia y la adolescencia puede tener sus riesgos.
La adolescencia es una etapa delicada puesto que las personas nos terminamos de formar a nivel tanto físico como psicológico. Para ello dependemos de las relaciones con la sociedad y muchas de estas suceden actualmente a través de una pantalla. Esto tiene, como todo, aspectos positivos y negativos.
Entre los aspectos positivos podemos destacar la desaparición de la distancia y las diferencias de horario. Conocer a personas afines a tus aficiones y principios ya no depende de vivir cerca unos de otros o coincidir en los mismos ámbitos de estudio o de trabajo. Eso abre un amplio abanico de posibilidades bastante enriquecedoras, porque con ayuda de las redes sociales y el conocimiento de otras lenguas podemos conocer a personas de cualquier parte del mundo, lo que nos ayuda a entender mejor otras culturas, a tener diferentes puntos de vista o a querer aprender o desarrollar nuevos hobbies. Tenemos a mano una gran fuente de información que nos permite tener una posición más imparcial leyendo y escuchando sobre la misma noticia desde diferentes opiniones, además que nos puede ayudar a crecer como personas, descubriendo y definiendo nuestra identidad. Los problemas a nivel mundial se vuelven más presentes gracias a videos de concienciación o campañas.
Principales peligros de las redes sociales en la adolescencia.
Pero, para poder aprovechar al máximo todo lo bueno que ofrece, tenemos que ser conscientes de todo lo negativo que tiene y que puede afectar más durante la adolescencia.
Lo primero es la ausencia de privacidad. Las redes sociales son gratuitas porque se nutren de los datos que vuelcan en ellas sus usuarios, que luego los pueden usar empresas de publicidad para ofrecerte productos y servicios que se adecuen a tus necesidades y gustos, pero que también se puede utilizar para conocer tu posición en todo momento, tu estado bancario o tus relaciones interpersonales cara a cara y aprovecharse de ello. Al subir fotos o detalles personales a la red es importante ser consciente de que luego están a disposición de cualquier persona, en cualquier momento.
El peligro del anonimato. Mientras que el bullying es algo que ha existido desde siempre y que está especialmente presente en colegios e institutos, las redes sociales han dotado de una nueva forma a éste. El cyberbullying se aprovecha del anonimato a la hora de acosar a una persona. Cuando la popularidad se mide en la cantidad de seguidores que tienes y notificaciones que recibes, el hecho de ser ignorado o de recibir sólo comentarios negativos afecta a la autoestima. Es muy sencillo meterse con alguien escondiéndose detrás del perfil de una red social. Este tipo de actos afectan de forma negativa al desarrollo de la empatía, la honestidad o la cobardía. También es muy sencillo crearse un perfil falso con la intención de acercarse a determinado grupo de personas. Es bueno conocer gente por internet, pero hay que tener cuidado y no confiar ciegamente desde un primer momento, yendo poco a poco a la hora de compartir detalles de nuestra vida personal.
La adicción de los espacios sin tiempo. Aunque por un lado puede ser bueno a la hora de relacionarse con personas que están lejos de ti, las redes sociales no tienen día ni noche, lo que puede provocar una adicción y un uso descontrolado. Hay que aprender a desconectar, porque el desarrollo de una persona no se puede nutrir sólo de lo que ve y siente a través de una pantalla.
Pero no hay que centrarse en los aspectos negativos de las redes sociales. Con una buena educación sobre el internet y un uso controlado pueden ser espacios sanos en los que relacionarse y en los que aprender más allá de las posibilidades que nos ofrece nuestro entorno más cercano. El colegio y los familiares juegan un papel importante en esa educación, desde donde se tienen que enseñar los peligros y las medidas para poder controlarlos y que no se conviertan en un problema.